Guerra, empatía y conflicto: la narrativa japonesa en videojuegos y anime (Parte 2)

Por Ariel Cerecer Verdugo, estudiante de Diseño y Arte para Videojuegos , Campus Global.

En segundo lugar, quiero hablar sobre Heavensward, la segunda expansión de Final Fantasy XIV, el cual es uno de los dos juegos MMO RPG de la franquicia. De ahora en adelante me referiré al juego como FF14

Heavensward nos deja poco después del final de la historia del juego base, donde los protagonistas se ven forzados a huir y tomar refugio en la ciudad de Ishgard. Dicha ciudad lleva más de mil años en guerra contra los dragones, quienes en este universo son seres inmortales y pensantes, similar a como son los dragones de Skyrim. El conflicto ha durado lo que son ya algunas generaciones, ambos lados llevan empatados muchos años y las repercusiones que han habido para ambos bandos han sido muchas y muy desagradables.

Pero, ¿Cómo rayos dura tanto una guerra? Bueno, para contestar esto tenemos que ver de nuevo nuestra palabra favorita: motivaciones.

¿Qué es una razón tan fuerte como para seguir con un conflicto por tanto tiempo?, ¿Acaso no ven que solo se están desgastando el uno al otro?, ¿Qué cosa podría motivar tanto a dos grupos de seres a dañarse y sufrir por tanto tiempo? 

Veamos primero la perspectiva de la gente de Ishgard. Han pasado muchos siglos desde el origen de la guerra, a este punto por supuesto que no queda nadie vivo de aquel tiempo, por lo que, quienes están ahora librando este conflicto, son los descendientes de los descendientes de aquellos que presenciaron el inicio. Son personas que, desde que nacieron, lo único que saben con certeza sobre los dragones es que han destruido tierras, matado a su gente y representan una amenaza para la seguridad de Ishgard.

La única motivación que mantiene a la humanidad determinada a continuar su lucha es, además de la obvia defensa propia, la venganza. Los dragones deben pagar por lo que han hecho. Cada persona de Ishgard tiene su historia personal de vendetta contra estas criaturas. Algunos perdieron a sus padres en algún ataque, otros a sus hijos, otros perdieron todo lo que tenían, otros perdieron extremidades y/o quedaron parapléjicos, por ejemplo.

La naturaleza del humano es querer regresar el daño que nos fue infligido. Hay toneladas de resentimiento hacia los dragones y, bueno, es justificable, pero llegado al punto en el que están durante la historia de Heavensward hace que te preguntes ¿Cuál es el límite?, ¿En verdad vale la pena prolongar el sufrimiento?, ¿No sería mejor que ambos bandos dejaran de lado el conflicto en pro de la paz?

Pero además de los actos de violencia de los dragones, también es que Ishgard lleva generaciones con un odio que ha sido heredado de sus antecesores, han sido adoctrinados para odiar a los dragones casi irracionalmente. Los dragones son malos porque son criaturas horribles llenas de odio porque…. Uh… ¡pues porque son los dragones y son los malos, nosotros somos las víctimas!

El conflicto al inicio de Heavensward puede parecer un tanto plano. Wow, los dragones son malvadas criaturas de destrucción y los humanos son los buenos. Gracias, ya lo vi en Skyrim. Next. Pero esto está hecho así a propósito, pues en la segunda mitad de la historia, que los protagonistas van a hablar con los líderes de los dragones para tratar de negociar paz, es cuando vemos el lado de los dragones en esta historia y deja de ser una pelea del bien contra el mal, deja de ser blanco y negro: entiendes mucho mejor el por qué está sucediendo todo, y aunque no puedes justificar a ningún bando, entiendes que las cosas jamás son del todo sencillas.

Primero, hay que explicar cómo funcionan los dragones en el universo de FF14. Los dragones son seres inmortales y sabios. Con inmortales no quiere decir que no mueran, sino que mientras no sean asesinados no pueden morir. Esto quiere decir que  algunos de los dragones que vemos en el juego han estado vivos por miles de años y otros hasta por centenas de miles de años. Cuando alguien vive tanto su percepción del tiempo comienza a variar, similar a como nos pasa a nosotros, que entre más vivimos más rápido nos parece que pasan las cosas. Para los dragones es igual, apenas mil años es poco dentro de la mente de los dragones. Sé que esto es difícil de entender para nuestra mente, que vivir más de 100 años es algo fuera de la norma, pero es así. Para los dragones el conflicto apenas comenzó, ellos recuerdan a los humanos de hace mil años con los que iniciaron la guerra como si apenas pasaran días.

Bien, ahora la motivación de los dragones. Cuando los protagonistas hablan con los dragones se encuentran con la verdad. 

Muchos siglos antes de que comenzara la guerra, los dragones y los humanos eran enemigos, pero no de una manera tan personal como antes.

Pero eventualmente una humana llamada Shiva se enamoró de un dragón llamado Hraesvelgr, ante este amor que ambas sociedades veían como inmoral y prohibido, Shiva, junto al dragón, se encargó de convencer a ambas especies de dejar sus diferencias de lado y comenzar a convivir en paz. 

Shiva lo logró, el puente entre la humanidad y los dragones fue eliminado y ambas especies vivían en paz. Fueron tiempos de armonía y prosperidad, pero como sabemos, algo sucedió que acabó con esto.

Los dragones son criaturas mágicas y ancestrales. Sus cuerpos poseen propiedades mágicas y energéticas más allá de lo que se podría imaginar cualquiera y los humanos son codiciosos y no están satisfechos nunca. Según los rumores, los ojos de un dragón poseen una infinidad de poder. Poder que cualquiera envidiaría y quisiera tener.

Así que pasó lo que podemos imaginar. Los humanos traicionaron a los dragones. Mataron a la hermana del dragón Nidhogg (quien es el líder actual de los dragones, incluso después de los mil años de guerra sigue estando al mando), no solo la matan, sino que además se la comen. Sí, en su esperanza de hacerse todopoderosos mataron a una joven dragón y comieron sus restos. 

Por supuesto, Nidhogg estaba devastado y herido ante semejante traición. Juró venganza eterna y ha sido consumido por su enorme ira y dolor que el duelo no le ha dejado superar. Declaró guerra a los humanos y juró hacerles sentir el dolor que él mismo ha sufrido por años.

En su tiempo me pareció un giro de trama interesante y que no vi venir, pues como mencioné antes, simplemente esperaba una historia sencilla sobre dragones que eran malos porque son bestias y malvados sin razón aparente, pero en cambio resultaron ser seres leales y heridos que tienen motivos de peso para continuar su lucha.

Recordemos lo que mencioné antes, para Nidhogg y los dragones apenas mil años desde que sufrieron esa traición es poco, en sus mentes es reciente y siguen sin poder perdonar a la humanidad.

Los protagonistas empatizan con los dragones, los entienden y todo, pero buscan acabar con el ciclo de violencia, buscan acabar con las generaciones de odio. Podrás opinar que el enojo de los dragones es justificado o no como para librar esa guerra tanto tiempo, pero ese no es el punto. 

Nidhogg pasa de ser el líder iracundo y malvado de los dragones a ser percibido por el jugador como una figura trágica, al estar pasando un intenso proceso de duelo ante el asesinato tan grotesco de su hermana a manos de un pueblo que alguna vez llamó aliado y hasta amigo.

Por si tenían la duda, la historia termina con los protagonistas no pudiendo sacar a Nidhogg de su idea cegada por la ira y el resentimiento de querer exterminar a la humanidad. Y aunque les duele, se ven obligados a matarlo, por el bien del final de la guerra y el futuro de las generaciones de humanos y dragones por igual. Por lo mismo, el momento en que peleas y acabas con Nidhogg no se siente como una victoria épica y triunfal, sino como algo triste, que el jugador lamenta tener que hacer. Al final, a pesar de haber causado tantas pérdidas y sufrimiento a los humanos, no puedes evitar sentirte mal por Nidhogg y empatizar con él.

La historia de FF14 es muy, MUY larga, y obviamente simplifiqué algunas cosas y omití otras. Aun así, espero haber sido claro con el punto que quería transmitir.

Con esto pasamos a la tercera historia de la que quiero hablar: Shingeki no Kyokin (Attack on Titan), a la cual me referiré como AoT de ahora en adelante.

AoT es un caso similar a FF14: Heavensward, pues la premisa del conflicto empieza aparentemente sencilla y algo plana para luego evolucionar en algo mucho más complejo. Claro que AoT lo hace de una manera muchísimo más gris y complicada. AoT sí me hizo cuestionarme mucho quién tiene la razón en su momento. A día de hoy no sabría decirlo, supongo que la respuesta es que nadie tiene la razón, pues algo que se menciona en el anime mismo es que en realidad la verdad es un concepto subjetivo que no existe en realidad.

En fin, AoT comienza contándonos que la humanidad vive oculta tras enormes murallas, construidas para protegerse de los titanes: gigantes humanoides cuyo único propósito aparente es devorar humanos. La historia sigue a Eren Jaeger en su búsqueda por aniquilarlos y alcanzar, al fin, la libertad.

Poco a poco, Eren y los demás protagonistas van descubriendo la verdad sobre los titanes, su origen y los múltiples misterios que envuelven a la serie. La humanidad aprende que es posible transformarse en un titán —como los que habitan fuera de las murallas— al ser inyectado con líquido de la médula espinal de uno. Pero más allá de eso, existen los llamados “nueve titanes”: seres especiales cuyo poder puede heredarse o “adueñarse”. Cuando un humano se transforma en uno de ellos, adquiere la capacidad de regresar a su forma humana y controlar completamente sus acciones como titán. Esto los diferencia de los titanes puros, quienes, al transformarse, pierden toda consciencia y humanidad, actuando únicamente por instinto.

Cada uno de los nueve titanes posee un nombre que refleja su característica distintiva. Por ejemplo, el Titán Acorazado: quien hereda su poder se transforma en un titán de fuerza descomunal, recubierto por una armadura que solo puede ser dañada con armamento pesado (de ahí su nombre). Otro caso es el Titán Colosal, cuya principal particularidad es su tamaño, muy superior al de los titanes ordinarios. Al transformarse, el portador del Titán Colosal alcanza una altura de 60 metros, en contraste con los titanes comunes, que miden entre 5 y 15 metros.

Dado que los humanos que poseen el poder de uno de los nueve titanes pueden transformarse a voluntad y conservar la consciencia, estos titanes se han convertido en armas militares utilizadas por diversas civilizaciones a lo largo de la historia de la serie.

AoT realmente puede ser complejo de entender, y si me pongo a explicar todo tardaré mucho, pero bueno, a este punto se cree que la civilización fuera de las murallas se extinguió debido a los titanes y que son lo último que queda de la humanidad. Eventualmente descubren que existe un mundo entero más allá de las murallas, habitado por una sociedad mucho más desarrollada que la que vive dentro. Además, se enteran de que han estado viviendo todo este tiempo en una isla llamada “Paradis”.

Sin embargo, lo interesante viene cuando aprendemos por qué hay tantos titanes en Paradis. Ahora que sabemos que los titanes son personas inyectadas y transformadas a propósito, queda la pregunta inevitable: ¿por qué hay tantos titanes en Paradis?

Es aquí cuando aprendemos un crucial detalle: La gente de Paradis son de una etnia distinta a la del resto del mundo. La gente de Paradis son Eldianos, quienes son descendientes de la fundadora Ymir, la mujer que consiguió por primera vez el poder de transformarse en titán. Los Eldianos reciben su nombre porque la fundadora Ymir pertenecía a Eldia, una antigua tribu que, aprovechando que tenían de su lado a Ymir y el poder de los titanes, dominaron, conquistaron, mataron y hasta violaron con fines de adquirir más poder y tierras. 

Luego de siglos, un gran número de Eldianos fueron arrinconados en la isla de Paradis, mientras que el resto viven en diversos lugares del mundo sufriendo severa discriminación y maltratos debido al sangriento pasado de Eldia y los crímenes de sus antepasados. Los Eldianos viven en países como Marley dentro de campos de concentración, muy similar a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Los Eldianos tienen derechos limitados y deben portar marcas que los identifiquen. Son utilizados como carne de cañón y equipos suicidas en enfrentamientos armados para Marley, además de servir como armas militares debido al poder destructivo de los siete titanes. La sociedad los ve con odio, repulsión e incluso miedo, llamándolos demonios por su capacidad de transformarse en titanes si son inyectados —una habilidad exclusiva de los Eldianos.

Curiosamente, los Eldianos que viven en Marley, fuera de Paradis, a pesar de compartir la misma etnia y descendencia que los Eldianos dentro de las murallas, han desarrollado un estigma y resentimiento hacia estos últimos. Justifican este rechazo argumentando que los Eldianos de Paradis son los “malos”, responsables del daño que ha llevado al mundo a estigmatizar a todo su pueblo como demonios. Esto es un claro reflejo de cómo, en la vida real, incluso dentro de un mismo grupo, surgen mecanismos para racionalizar el odio y la discriminación, como ocurre en casos de clasismo o racismo.

Así, la gente de Paradis, que durante siglos creyó ser lo último de la humanidad, descubre de golpe una verdad aún más dura: son un grupo odiado y temido por el resto del mundo, cuya repulsión y miedo hacia ellos es tan intensa que casi buscan erradicarlos.

A su vez, la gente del resto del mundo, especialmente de Marley, han sido adoctrinados y les han enseñado por generaciones a despreciar, odiar y temer a los Eldianos y a la gente de Paradis, debido a su sangre capaz de transformarse en titán, así como su sangriento pasado en el que sus antecesores causaron genocidio, muerte y destrucción.

Desgraciadamente, como no estoy explicando tan a fondo la trama como quisiera, creo que no estoy capturando muy bien todas las ramificaciones del conflicto, pero AoT hace un trabajo increíble en hacerte simpatizar con ambas partes y entender que desde su punto de vista ambos tienen razones muy válidas para actuar como hicieron.

Independientemente de esto, también vemos el peligro del odio generacional, la destrucción que puede causar y cómo perpetúa el ciclo de violencia y guerra. A estas personas jamás se les enseñó a pensar más allá de lo impuesto; nunca desarrollaron empatía por el otro. Fue la falta de comunicación y apertura al diálogo lo que generó esta apatía.

El conflicto final gira en torno a Eren, el protagonista, quien busca destruir a todo el mundo que no pertenezca a la gente de Paradis. Sí, quiere aniquilar literalmente a toda la población fuera de la isla. Muchas personas no comprenden la complejidad de sus motivaciones, que, admito, pueden ser difíciles de entender. Algunos creen que simplemente se hartó del odio y las amenazas que los Eldianos han sufrido por el solo hecho de existir y eligió la venganza definitiva. Otros lo ven como un héroe trágico que no encontró otra forma de romper el ciclo infinito de odio generacional y adoctrinamiento global que eliminando a todos los que no son Eldianos para comenzar la civilización de cero. Hay quienes sostienen que, a propósito, se convirtió en enemigo del mundo para unirlos en su contra y demostrar que los Eldianos no son tan malos como se piensa, al defender su supervivencia. La realidad es que nadie está del todo equivocado, pero me parece que muchos no ven el panorama completo.

Eren siempre fue alguien obsesionado con la idea de ser libre. Es una parte fundamental de su persona. Desde su infancia que vivía encerrado tras muros para evitar ser comido por titanes es que ha sentido que vive como ganado, encerrado y frustrado. Eren, gracias a un libro que alguna vez leyó, vio que el mundo fuera de las murallas estaba lleno de lugares y paisajes impresionantes: montañas, praderas, tundras, nieve, volcanes, selvas, y demás. Se obsesionó con la idea de que, una vez exterminados los titanes, podrían salir y alcanzar la libertad al contemplar esos paisajes en persona.

Pero Eren descubrió que, aunque allá afuera sí existen esos paisajes, también hay una civilización llena de humanos: humanos llenos de odio, apatía y miedo. Aprendió que el mundo no es diferente a la sociedad dentro de las murallas de Paradis. Al final, nunca pudo aceptar esa realidad por completo. Eligió intentar aniquilar al mundo entero porque, sí, creía que ayudaría a su patria y eliminaría el odio generacional, pero también porque esa era su única salida.

Pero creo que esos simplemente eran beneficios convenientes, pues Eren buscaba simplemente una manera de lidiar con su frustración, su propio odio y miedos. Irónicamente no era nada distinto a la gente que quería acabar con él y con los Eldianos. Como él sabía que no podría nunca alcanzar la libertad que idealizaba en su cabeza, quiso buscar la manera más retorcida posible de tratar de alcanzarla. En realidad, Eren es un personaje complejísimo y con muchas capas. AoT hace un excelente trabajo en darte suficiente material para entender mejor a este personaje, pero también es cierto que nos damos cuenta de las intenciones que Isayama, el autor de la obra, tenía con Eren cuando vemos sus entrevistas y/o material adicional que ha hecho sobre AoT.

Creo que esos beneficios eran simplemente convenientes; en realidad, Eren buscaba una forma de lidiar con su frustración, su propio odio y miedo. Irónicamente, no era distinto de quienes querían acabar con él y con los Eldianos. Sabiendo que nunca alcanzaría la libertad idealizada en su mente, eligió la vía más retorcida para intentar lograrla. Eren es un personaje complejísimo y con muchas capas. AoT hace un trabajo excelente al ofrecer suficiente material para comprenderlo mejor, pero también entendemos las intenciones de Isayama, el autor, al conocer sus entrevistas y el material adicional que ha compartido sobre la obra.

Eren tiene su antítesis en la historia: su hermanastro Zeke. A diferencia de Marley, que busca destruir a los Eldianos por medios violentos, Zeke propone una solución radical pero no sangrienta: volver estériles a todos los Eldianos utilizando el poder del Titán Fundador —el más poderoso e importante de los nueve titanes. Así, la población eldiana desaparecería con el tiempo, sin guerras ni genocidio directo. En unas pocas generaciones, la raza de Eldia dejaría de existir.
Zeke ve en esto la única forma posible de romper el ciclo de odio y resentimiento que pesa sobre su pueblo. Además, eliminaría el terror que representan los titanes, ya que sin Eldianos, nadie más podría transformarse. Es una solución fría, extrema, pero lógica desde su perspectiva: erradicar el problema eliminando su raíz.

AoT tiene varios mensajes increíbles sobre la naturaleza humana, sobre lo que nos motiva a vivir y las razones por las que luchamos; sin embargo, para este pseudo análisis lo que nos interesa es la perspectiva de la guerra.

Esta historia sigue una filosofía similar a la de FF14 Heavensward y Metal Gear Rising, pues nos hacen entender que no es que los eldianos o marleyenses sean malvados o que simplemente quieran algo como beneficio propio (en plan, más tierra o más petróleo) sino que cada parte quiere algo distinto en pro de diversas metas.

Eren no se convierte solamente en el malo porque sí. Es un humano con muchas razones para hacer lo que hace, con motivos que hasta se contradicen entre sí. Por venganza, por dolor, por salvar a sus amigos y su país, por el futuro de la humanidad.

Zeke ha asesinado a muchos inocentes de su propia etnia —él también es eldiano— porque, en su mente, el sacrificio vale la pena si con ello logra lo que considera la salvación absoluta de su pueblo: que vivan la vida que les queda lo mejor posible y, cuando llegue la muerte, acepten que no habrá descendencia.

Ufff… Lo sé, ha sido pesado de leer. Sé que si no has jugado estos juegos o visto Attack on Titan, puede que todo esto te haya resultado difícil de entender. Traté de resumirlo y destacar los puntos clave, pero la verdad es que ni mil palabras bastan para explicar lo que solo se puede experimentar de verdad jugando o viendo la serie. Así que, si tienes la oportunidad y el interés, te invito a sumergirte en estas obras. Vale la pena.

No sé si soy yo el loco, pero me parece que el enfoque de estas historias comparte algo fundamental: la necesidad de entender al otro, incluso si lo percibimos como enemigo. También muestran cómo nuestras ambiciones, si se desbordan, pueden convertirse en vicios que terminan alimentando nuestro propio sufrimiento.
A veces nos obsesionamos tanto a una meta, a un método, que no vemos cómo esos mismos medios nos alejan del objetivo. Por eso, es necesario mirar hacia dentro y preguntarnos: ¿vale la pena seguir en esta guerra? ¿vale la pena seguir luchando este conflicto?
En lo personal, creo que sí, a veces es necesario continuar y defendernos. Pero también es crucial hacer introspección y preguntarnos si el desgaste, el costo emocional, realmente lo justifican.

Como conclusión diré que este tipo de historias me encantan. Me hacen pensar en que siempre hay perspectivas diferentes para todo tipo de historia, y con historia no me refiero a productos de entretenimiento, sino a historias de la vida real. Siento que he aprendido a ser más empático con la gente, a tratar de entender el porqué de sus acciones y a ver más allá. Ojo, no quiere decir que acepte las acciones de los demás sin importar si son muy malas, pero he aprendido que todos somos personas que tratamos de sobrevivir y sobrellevar la vida de una u otra manera, que a veces las acciones que vemos como irredimibles y horribles tienen sus razones complejas y complicadas. 

Genuinamente siento que estas tres historias me han hecho una mejor persona, que me han hecho reflexionar y llevarme poderosos mensajes que aplicaré en mi vida diaria.

Si has llegado hasta acá… ¡Gracias por leerme! Es la primera vez que escribo algo así en un lugar que no sea mi muro de Facebook y me da algo de pena ¡ja,ja,ja! Espero mejorar mi redacción conforme publique más en el blog y en verdad, muchísimas gracias. ¡Ah! ¡Y perdón por ocupar tanto de tu tiempo! Je, je.